OFICIAN
MISA BUDISTA PARA PERROS ROBOT
Aibo es un
perro robot fabricado por Sony, hasta 2006, se compraron miles de unidades pese
a su alto precio, ahora que muchos han terminado su tiempo de funcionamiento,
sus dueños han decidido "revivirlos" y ofrecer una misa.
Japón.-
Humo de incienso en un templo budista de siglos de antigüedad, un sacerdote
canta un sutra, orando por la transición pacífica de las almas de los difuntos:
perros robots a los cuales se les terminó su vida útil, cada uno alineado en el
altar, llevando una etiqueta para mostrar de dónde vinieron y a qué familia
pertenecían.
Aibo es un
perro robot, fabricado por Sony y causó sensación tan sólo tres mil perros
fueron adoptados en 20 minutos pese a su precio de 250 mil yenes (más de 30 mil
pesos mexicanos).
El popular
animal de compañía dejó de ser fabricado en 2006 por Sony, pero los especímenes
vendidos se ganaron el cariño de sus dueños.
Estos
perros son capaces de desarrollar su propia personalidad, de expresar
emociones, de desplazarse e incluso de hablar, en su tiempo fueron las primeros
robots caseros creados para entretenimiento del mundo, equipados por la
Inteligencia Artificial (IA).
El señor Nobuyuki Narimatsu, de 59 años, quien dirige
una compañía de reparación de electrónica, especializada en la fijación de los productos
de la vendimia dijo: "Creo que los propietarios sienten que tienen almas,
siempre y cuando estén con ellos".
"Quedé
sorprendido la primera vez que hablé directamente con un cliente. Me dijo:
"No se encuentra muy bien, ¿puede auscultarlo? Me di cuenta de que no veía
a Aibo como a un robot, sino como a un miembro de su familia", relata otro
ingeniero, Hiroshi Funabashi, que más que reparar las máquinas las
"cura".
Pero los
dueños de los Aibo en peligro tienen que armarse de paciencia. La lista de
espera es larga y los cuidados pueden llevar semanas o meses debido a la
penuria de piezas sueltas.
La única
fuente de abastecimiento proviene de los Aibo moribundos cuyos familiares
aceptan "la donación de órganos" una vez que reciban un homenaje en
el templo.
La señora
Hideko Mori de 70 años que tenía un Aibo desde hace 8 años, dice que disfrutaba
de las conversaciones con él, y cree que es mejor que un perro real.
"El
perro no requiere comer, ni hacer pipí... de hecho para hacer pipí sólo levanta
la patita haciendo un sonido tintineante de una belleza indescriptible... pero
sin daños".
Bungen Oi
ofició en enero su primera "ceremonia Aibo", en el templo centenario
Kofukuji de Isumi (al este de Tokio). "Se entusiasmó por el interesante
desfase de honrar a una tecnología puntera mediante un rito muy
tradicional".
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